sábado, 28 de febrero de 2009

Revalorizando nuestra cultura - La Muerte del Inca Huáscar en Andamarca: Tradición que desafía la Historia Oficial - Por Hugo Vallenas

La antigua Andamarca ayacuchana, cuna de los danzantes de tijeras, es en la actualidad el distrito Carmen Salcedo-Andamarca en la provincia de Lucanas. Comparte el valle del Sondondo con los distritos de Chipao, Cabana, Aucará y Huaycahuacho. El viejo pueblo de San Cristóbal de Sondondo, donde naciera el cronista Guaman Poma, es en la actualidad un anexo de Cabana.

Los andamarquinos conservan muchas tradiciones comunales derivadas de su sistema de labor agrícola. Este se desarrolla en andenes de antigüedad milenaria que se extienden a lo largo de ambos márgenes del río Negromayo.

Entre las fiestas relacionadas con el calendario agrícola y la labor en los andenes, la celebración del Yaku Raymi tiene una especial significación. Es una fiesta de origen preinca que se origina en la labor comunal para la limpieza de acequias y canales y el reinicio del riego. Se realiza en Andamarca durante la tercera semana de agosto.

La comunidad andamarquina ha incluido en las diversas actividades que forman parte de la celebración del Yaku Raymi, la representación de La Muerte de Huáscar en Andamarca, Ayacucho. Es una obra de teatro que se escenifica en quechua, en los escenarios considerados históricos, con participación de toda la comunidad.
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Lo que cuenta la tradición andamarquina
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Entre las antiguas tradiciones andamarquinas se incluye considerar que la antigua fortaleza de Caniche, que forma parte de la Antamarca preinca, fue durante la época inca un lugar de reclusión y castigo. Y que volviendo del Cusco, luego de realizar matanzas y sacrilegios, el ejército atahualpista que llevaba cautivo al inca Huáscar, encontró allí el lugar más seguro para tener a su prisionero libre de las acechanzas de sus leales. Los antiguos andamarquinos, es decir, los rucanas, eran neutrales en medio del conflicto y tenían, además de un centro fortificado, espacio y recursos para dar abrigo a un amplio contingente de soldados.
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Esta misma tradición relata que los rucanas se opusieron a los vejámenes y maltratos que sufría el inca cautivo y le ayudaron a sobrellevar de la mejor manera posible el trágico final ordenado desde Cajamarca por su rival vencedor, en ese momento prisionero de los conquistadores comandados por Francisco Pizarro. Luego de ser ejecutado el inca Huáscar, su cuerpo decapitado habría sido arrojado al río llamado actualmente Negromayo, que discurre al pie de la antigua fortaleza. Los andamarquinos muestran a los visitantes los lugares donde la tradición señala que esto ocurrió.
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Los andamarquinos han comprobado, no sin cierta sorpresa, que muchos personajes del mundo académico oficial discrepan con su tradición sobre la muerte de Huáscar. Y no es un tema de poca importancia, ya que se trata de un hecho que marcó profundamente la etapa final del imperio de los incas. El impacto político, militar, cultural y moral de esta guerra fratricida permitió a los recién llegados conquistadores españoles imponer su dominio con relativa facilidad.
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Pueblos con el mismo nombre quechua
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Quienes objetan la tradición andamarquina señalan que en muchos libros de historia considerados “oficiales” se afirma que Huáscar murió en un lugar llamado Andamarca, cercano a un río llamado Yanamayo, pero que no es posible precisar su ubicación. Y agregan en su favor que existen diversos lugares llamados Andamarca.
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En efecto, en el Perú tenemos una Andamarca en Concepción (Junín); otra cerca de Churín, en Oyón (Lima); asimismo Santa Cruz de Andamarca, en Huaral (Lima); Andaymarca Pukutascca, en Tayacaja (Huancavelica), y la comunidad Jichoccollo-Antamarca, en Ilave (Puno).[1]
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Sin embargo, estas localidades no tienen la misma antigüedad que la Antamarca ayacuchana, no albergan tradiciones tan precisas sobre la muerte de Huáscar ni tienen un escenario que cumpla dichas características.
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Como bien sabemos, en el Perú abundaron los nombres geográficos homónimos cuando el virrey Francisco de Toledo decretó las “reducciones de indios”, es decir, la formación obligatoria de pueblos cristianos, con plazas y parroquias, después de 1570. Muchos de estas reducciones se hicieron desorganizando llactas y pachacas de antigua data y reubicándolas en lugares lejanos con el fin de imponer la mita minera o ganadera.
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¿Andamarca en Cajamarca?
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Otros historiadores aseguran que la Andamarca histórica pudo estar en diversos lugares pero jamás en Ayacucho. Curiosamente, tales intentos ubican la Andamarca de la muerte de Huáscar en el norte del Perú, en lugares donde no existe ninguna localidad de ese nombre.
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Se afirma que la antigua Andamarca habría estado dentro de la zona comprendida entre Cajamarca, Huamachuco y el Callejón de Huaylas, suponiendo que entre esos lugares era conducido el inca cautivo para ser sometido a la voluntad de su rival vencedor.
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Una versión ubica la Andamarca histórica cerca de Cajamarca, siguiendo al influyente estudioso estadounidense William H. Prescott (1796-1859). Prescott, en su libro Historia de la conquista del Perú (1847), señaló que “Huáscar, [quien] desde su derrota había sido detenido como prisionero […] hallábase entonces en Andamarca, a poca distancia de Caxamalca” y que “el desgraciado príncipe fue ahogado, según se dice, en el río de Andamarca”.[2]
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Prescott decía basarse en las crónicas del conquistador Miguel de Estete, consultadas en el Archivo de Indias de Sevilla. Estete, escribano de Francisco Pizarro, fue autor de dos documentos manuscritos de 1534 que estuvieron inéditos hasta 1918 y que fueron divulgados en forma parcial por Prescott en su libro de 1847.
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[1] También hay dos poblados llamados Andamarca en el departamento de Oruro, Bolivia: Santiago de Andamarca (fundado en 1723) y Belén de Andamarca, más reciente.
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[2] Prescott, William H: Historia de la conquista del Perú (1847). Editorial Imán, Buenos Aires, 1955, p 279.
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¿Andamarca en Conchucos?
El historiador pisqueño Raúl Porras Barrenechea (1897-1960), precisó en un texto de 1945 que, según el cronista Estete, Andamarca estaba en un lugar distinto al sugerido por Prescott. Explicaba Raúl Porras que al preparar su expedición hacia el Cusco, los españoles tomaron provisiones “en Andamarca, que se hallaba según Estete, siete leguas al sur de Huamachuco”.[3]
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De acuerdo con este cálculo, la Andamarca a la que se refiere el cronista Estete habría estado muy lejos de Cajamarca, 40 km al sur de Huamachuco, lo cual nos lleva, siguiendo la ruta tradicional del Chinchaysuyu, al Callejón de Conchucos, en Áncash.
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Sin embargo, el cronista Pedro Cieza de León, autor de La crónica general del Perú (1553), que recorrió detenidamente la misma ruta con fines descriptivos, no encontró esta Andamarca. Tampoco la encontró en 1561 otro observador acucioso, el padre Antonio de la Calancha, quien describió con todo detalle la “provincia de los Conchucos” (hoy, más o menos equivalente a las provincias ancashinas de Pallasca y Corongo). El visitador Cristóbal Ponce de León, que realizó entre 1571 y 1572 un minucioso censo de pueblos y caseríos en esa zona, tampoco dio noticia de un lugar con este nombre.
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¿Andamarca cerca de Huamachuco?
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Al no encontrar una Andamarca ni en Pallasca ni en Corongo, otros historiadores suelen decir que la Andamarca histórica mencionada por Miguel de Estete en 1534 debió ser la actual localidad de Angasmarca (distrito de Santiago de Chuco), al sur de Huamachuco. No se detienen a analizar que tiene una historia muy distinta. Además, el nombre Angasmarca deriva de ankhas = ‘azul o de hielo’ y no de anta = ‘de cobre o rojizo’. Según esta misma versión, el cadáver del inca habría sido arrojado al río norteño de nombre Yanamayo, sin verificar que dicho río está muy lejos de Santiago de Chuco, en la zona media y oriental del departamento de Áncash, en la cuenca del Marañón.
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Andamarca en Ayacucho
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Esta falta de consulta de las fuentes originales y la insuficiente investigación de los datos geográficos, también hace decir a muchos estudiosos que la batalla de Chontacaxas, donde fue vencido y capturado el inca Huáscar, ocurrió en el norte del Perú, cerca de Huamachuco o de Huánuco.
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Debemos a dos cronistas religiosos que investigaron con mucho detalle los hechos de la conquista, los datos más confiables y detallados sobre la derrota, captura y muerte de Huáscar: a Martín de Murúa, autor de una Historia general del Perú escrita entre 1565 y 1611; y a Miguel Cabello Valboa, autor de Miscelánea antártica (1586). La batalla de Chontacaxas se realizó, según Cabello Valboa, en “unas laderas” cercanas al “río de Cotabamba” (es decir, el río cercano a Cotabambas), en Apurímac. Y tanto este lugar como Andamarca habrían estado a solamente una o dos jornadas del Cusco.
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Cabello Valboa describe así el final del inca vencido: “Llegado que fue a los aposentos de Antamarca, […] los mortales mensajeros de Atauallpa […] intimaron a el Capitan que lo traya en guarda, el mandamiento preciso de Atauallpa su señor, y, […] no solo mato a Guascar Ynga, como se le mandaua, mas tambien a la madre sin ventura Mamaragua Ocllo, y a Mama Chuquiuzpay, muger y hermana de Guascar, y a […] Challco Yupanqui y a Ynga Ruca y a todos los demas nobles que su señor Guascar venian acompañando, y en esta matanza afirman aver fenecido la recta linea de los verdaderos Incas”.[4]
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Los datos de estos cronistas coinciden con la descripción y distancia entre los lugares históricos ubicados en Lucanas, Ayacucho. El escenario central es una fortaleza que tiene un río Yanamayo a sus pies. Y precisamente en la Andamarca ayacuchana existe el río Negromayo, que en quechua equivale a decir Yanamayo (yana = ’negro’, mayu = ‘río’) que bordea las laderas de la antigua fortaleza hoy llamada Caniche. Las tradiciones de los antiguos andamarquinos, es decir los rucanas, relacionan la muerte del inca Huáscar con ese río y en particular con una catarata cercana conocida como Yanapaqcha (yana = ‘negro’, paqcha = ‘cascada’).
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Vemos de este modo cómo un esfuerzo comunal basado en tradiciones orales arroja más visos de verdad que muchas páginas de los historiadores “oficiales”. Y cómo estos visos de verdad se tornan evidencias documentales si se presta la debida atención a las fuentes.
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Es un motivo más para visitar Andamarca a mediados de agosto y apreciar con interés dicha representación de La Muerte de Huáscar en Andamarca, Ayacucho.
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Apoyo de la comunidad
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La primera puesta en escena anual de La Muerte de Huáscar en Andamarca, Ayacucho fue en agosto de 2007. Es en todo el sentido de la palabra una obra colectiva. En general, participa la población andamarquina en su conjunto: actúan escolares, profesores y comuneros; elaboran el vestuario y acondicionan el sitio arqueológico grupos de pobladores; y los andamarquinos residentes en Puquio, Nasca, Ica y Lima, ayudan con los medios publicitarios.
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Las antiguas tradiciones que sirvieron de base han sido recopiladas con gran esmero por el patriarca ayacuchano Leandro Tito Berrocal. La idea de hacer la escenificación pertenece al profesor Pascual Flores Tito, presidente de Adeturc-Andamarca, quien dirige la organización anual de la realización. El historiador Hugo Vallenas tuvo a su cargo la investigación de los datos históricos y es autor del libreto teatral, que pronto aparecerá como libro. Se debe al alcalde distrital de Carmen Salcedo-Andamarca, Hugo Quispe Delgado, que la obra de teatro se pueda realizar en los escenarios originales y que figure en el calendario de atractivos turísticos de la festividad del Yaku Raimi.
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[3] Porras B., Raúl: “Atahualpa no murió el 29 de agosto de 1533”; artículo publicado en la revista Excelsior, Lima, enero-febrero de 1945, N° 143-144, p. 23-24. Puede consultarse a Estete en: Los cronistas de la conquista; Biblioteca de Cultura Peruana, dirigida por Ventura García Calderón, Brouwer Ed., París, 1938, tomo II.
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[4] Cabello Valboa, Miguel: Miscelánea Antártica (1586), UNMSM, Lima, 1951, p. 473.
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Colaboración del historiador: Hugo Vallenas.

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